Electromiografía (Cont.)
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¿Existirían entonces razones para que la Electromiografía pueda generar ansiedad, preocupación, miedo o dolor?—En absoluto. Este es un examen sencillo, que se realiza con agujas desechables, en un ámbito de estrecha relación médico-paciente.
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¿Está contraindicada en personas que presenten determinadas dolencias?—No tiene contraindicaciones. Ahora bien, en pacientes con trastornos de la coagulación o medicados con anticoagulantes, se deben tomar medidas para evitar sangramientos. En personas con hepatitis o que viven con el virus del sida u otros padecimientos transmisibles, se adoptan igualmente los procederes necesarios para la protección del personal médico.
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¿Tiene algún riesgo para el paciente?—Ninguno.
—¿Y en cuanto a la edad?
—Esta prueba puede ser indicada a pacientes de cualquier edad.
—Como promedio, ¿cuántos “pinchazos” abarca uno de estos estudios?
—El número de exploraciones con el electrodo-aguja está en dependencia del diagnóstico inicial. Veamos: en una hernia discal son suficientes dos o tres exploraciones; en pacientes con esclerosis lateral amiotrófica o miopatías se requieren alrededor de diez, atendiendo a que existe un mayor número de músculos comprometidos que es necesario explorar.
—¿Cuándo se introdujo en la Medicina este proceder?
—Durante la década de los años 60 del pasado siglo XX, aunque su generalización comenzó alrededor de 1980.
—¿Alguna precisión final?
—Para lograr una mayor utilidad en el estudio electromiográfico es conveniente que el paciente acuda a este examen con los datos clínicos y la impresión diagnóstica del especialista que le presta atención. Ello posibilita crear un protocolo de trabajo y complementar los exámenes electromiográficos con otros estudios electrodiagnósticos para la exploración de nuevas estructuras nerviosas.