—Y precisaría, Profesor: ¿existen factores coadyuvantes, o, digamos, aceleradores, para que se convierta en crónica?
—Sí. El diagnóstico tardío y el no seguir un tratamiento precoz, así como la extensión orgánica que haya tomado, y, asimismo, la aparición de clamidia con infección silente, pueden coadyuvar a la cronicidad.
—En general, ¿qué consecuencias puede comportar para la salud reproductiva de la mujer?
—La esterilidad, que se observa entre un 15 y 20% de las pacientes que han sufrido inflamación pélvica; embarazo ectópico, de 4 a 10 veces mayor que en la población general, sobre todo en infección por clamidia; dolor crónico abdominal pelviano, con o sin dispauremia (dolor en la actividad sexual); predisposición a recurrencias.
—¿Ante qué primeros signos y síntomas se debe consultar al ginecólogo?
—El síntoma principal por el cual se debe acudir al médico especialista es el dolor, sobre todo cuando aparezca después o durante la menstruación, y si hay fiebre y secreción vaginal.
—¿Cómo se establece el diagnóstico de certeza y qué procederes se emplean para ello?
—El criterio mayor: dolor abdominal inferior y en trompas y ovarios, y signos de infección del tracto genital inferior.
En cuanto a los menores: fiebre, inflamación de trompas y ovarios, objetable con la palpación.
También leucocitosis, eritrosedimentación elevada, y resultados positivos de gonorrea y clamidia.
—¿En algún caso la terapéutica debe recurrir a la cirugía?
—Cuando aparecen abscesos en trompas y ovarios, entre las asas intestinales o exista peritonitis difusa, es necesario recurrir a la cirugía para su extirpación y drenaje.
—Una mujer, en el período de gestación, puede desarrollar una inflamación pélvica. ¿Qué riesgo comportará para ella y para su hijo por nacer?
—La gonorrea y la clamidia pueden adquirirse antes, simultáneamente o después de la concepción. Permanecen localizadas en los órganos genitales inferiores durante la gestación. En consecuencia, el embarazo no corre el riesgo de ser afectado. Tienen importancia para la mujer después del parto o de un aborto, y para el niño la posibilidad de una infección en los ojos.
—¿Qué enfoques preventivos se requieren para evitar estas inflamaciones y sus más temidas consecuencias?
—La prevención primaria intenta evitar la infección mediante una labor educativa. Te subrayaría el mantenimiento de una sexualidad responsable y la utilización sistemática del preservativo. En cuanto a la prevención secundaria, se encamina a realizar un diagnóstico y tratamiento precoz de la infección a fin de evitar no solo las secuelas sino la propagación de la enfermedad.