—¿Cuál es la terapéutica de elección?
—El tratamiento es fundamentalmente sintomático, sustentado en una adecuada hidratación del paciente, el alivio de los dolores y la tos, y el control de la fiebre.
—¿En qué pacientes específicamente está indicado el uso de antibióticos?
—Cuando los facultativos consideren que la infección respiratoria es de origen bacteriano. Debe evitarse la automedicación.
—Una precisión: ¿qué relación tiene con las IRA el llamado “reforzamiento pulmonar” que escucho en ocasiones en voz popular?
—El “reforzamiento” alude a un signo radiológico que hace más evidentes zonas de la trama broncopulmonar y no significa, necesariamente, enfermedad. Se puede observar en pacientes fumadores, asmáticos o con bronquitis crónica.
Quiero subrayar que reforzamiento pulmonar no es sinónimo de neumonía como suele entenderse en ocasiones y, por tanto, este diagnóstico no comporta la indicación de un tratamiento con antibióticos. Diría más: el “reforzamiento” puede estar presente incluso en personas sin padecimientos respiratorios.
—¿Hay prevención en el tema que nos ocupa?
—Es difícil. El contagio de las infecciones respiratorias se produce de persona a persona, al hablar, toser o estornudar, por el contacto directo de microgotas infectadas con el virus, o a través de objetos recién contaminados con esas secreciones. La aglomeración de personas en espacios cerrados favorece también la dispersión de la infección. En nuestro medio se emplea una vacuna para la protección de los adultos mayores de estas enfermedades virales.
—¿Algún criterio final?
—Dadas las especiales características de las infecciones respiratorias, fundamentalmente los niños pequeños y ancianos deben ser evaluados con rapidez por un facultativo ante la aparición de los primeros síntomas de gripe.