—¿Cómo establecer un diagnóstico de certeza?
—Por la clínica, que incluye: antecedentes, síntomas, signos, examen físico y por los estudios que se indiquen de acuerdo con la causa que se sospeche.
—¿Cuál es el tratamiento de elección?
—Debe estar dirigido a la causa desencadenante y puede ser médico, quirúrgico o rehabilitador. En ocasiones se requiere una combinación de esas terapéuticas.
—¿Es curable o puede derivar a la cronicidad?
—En la mayoría de los casos es curable, en algunos pueden convertirse en crónicos y en otros, como los adultos mayores, se dificulta la recuperación por el compromiso vascular.
—En cuanto a la terapéutica, ¿esos pacientes deben adoptar determinados patrones de vida?
—Si, y ello estará en dependencia de la causa y el tratamiento que se utilice.
Hay pacientes, por ejemplo, que no pueden trabajar en alturas y tampoco manejar, deben tener limitaciones en la dieta y en hábitos tóxicos.
—¿Cuál podría ser la complicación más temida de la laberintitis?
—La diseminación de la infección al cerebro que originaría una meningoencefalitis o absceso cerebral.
—¿Podemos hablar de medidas de prevención para esta dolencia?
—Si, controlando las causas y los factores de riesgo que puedan desencadenar la enfermedad.
—¿Quedaría algo esencial por añadir?
—Es importante señalar que las laberintitis más graves son las producidas por las infecciones bacterianas del oído medio.
Por tanto, todo paciente con supuración de oído debe ser tratado de inmediato por un personal especializado para evitar esa complicación.