Porfiria (Cont.)
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¿Podría referir sus principales signos y síntomas?—Es una enfermedad crónica que evoluciona con crisis de agudización. Dependiendo de la variedad, pueden manifestarse náuseas, vómitos, debilidad muscular, palidez, ampollas en la piel, convulsiones, emisión de orinas rojizas y otros síntomas.
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¿Esas manifestaciones son suficientemente específicas como para establecer un diagnóstico de certeza?—El diagnostico puede presumirse en presencia de esos síntomas. Hay algunos hechos, como la coloración de la orina y las lesiones de la piel, que pueden ser de gran ayuda diagnóstica.
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¿A qué especialista consultar y qué exámenes se demandan para avalar los criterios clínicos?—Puede requerirse la atención del hematólogo, dermatólogo, gastroenterólogo, genetista y otros especialistas, en dependencia de la edad y los síntomas. El estudio de la orina, generalmente entre rosada y carmelita, muestra la presencia de porfirinas, que en ocasiones también se elevan en las heces fecales.
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¿A qué edad como promedio suele manifestarse?... ¿Cuál es su frecuencia en nuestro país?—Aparece a cualquier edad, y es una enfermedad muy poco frecuente en nuestro país.
Internacionalmente la incidencia es de 1 a 2 casos por 100,000 nacidos vivos. En Sudáfrica puede ser tan frecuente como 3 por mil.
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Usted indicaba que es una enfermedad crónica. Ahora, ¿son prevenibles las crisis? ¿Existen tratamientos para ellas?—Las crisis se desencadenan por hechos como la ingestión de alcohol y algunos medicamentos, la exposición a la luz solar y otros que, de ser conocidos por el paciente, pueden prevenirse.
En las crisis son necesarias transfusiones de concentrado de glóbulos rojos o soluciones del grupo hem, punciones venosas para disminuir la sobrecarga de hierro que se acumula en el organismo y resulta dañina, control del sodio en sangre, entre otras medidas terapéuticas.
—¿Tienen alguna limitación estos pacientes en cuanto a su alimentación o modo de vida en general?
—Sí. Deben evitar dietas bajas en calorías, la ingestión de ajo y de alcohol, el estrés, las infecciones, el uso de algunas hormonas, agentes anestésicos, antibióticos y otros medicamentos, la exposición a la luz solar y, en ocasiones, incluso la artificial.
—¿Es posible prevenir la enfermedad?
—Sí, mediante el asesoramiento genético a la pareja.