El término optimismo proviene del latín “optimum”, que significa “lo mejor”.
De forma similar a la esperanza, es una definida expectativa de que las cosas irán bien a pesar de dificultades, contratiempos y frustraciones.
Es encontrar el lado bueno y obtener los mejores resultados. El optimismo impide caer en la depresión, la apatía o la desesperación.
El optimismo realista consiste en saber los pasos necesarios para alcanzar un determinado objetivo y disponer de la energía y los medios necesarios para conseguirlo.
Voltaire fue el primero en utilizar y popularizar esta palabra como subtítulo en su libro filosófico Cándido en el año 1759.
De manera opuesta, pesimismo proviene del latín “pessimum”, “lo peor”.
Es una de las manifestaciones más evidentes de la enfermedad conocida como depresión.
Las interpretaciones pesimistas de los contratiempos de la vida alimentan la desesperanza y la impotencia, base de la depresión.
El pesimismo tiene su precio, mientras el optimismo supone considerables ventajas.
Una existencia feliz
Recientemente ha sido demostrado como el optimismo es capaz de reducir el riesgo de varias enfermedades, entre ellas las del corazón, pues las personas positivas son menos proclives a padecer de un infarto cardíaco o accidentes cerebrovasculares.
En otros estudios ya había sido demostrado como los estados mentales negativos, entre ellos la depresión, la ira, la ansiedad y la hostilidad, pueden dañar al corazón.
Publicada en la Revista Psychological Bulletin, se realizó en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard una revisión de más de doscientas investigaciones donde se confirmaba que los sentimientos positivos parecen reducir el riesgo de estas enfermedades.
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Parte útil: Las hojas
Propiedades medicinales reconocidas: Antiinflamatoria y antiséptica en piel y mucosas
Vía de administración: Tópica
