La sensación de tensión en el cuello y los hombros o el impulso de cerrar las manos en forma de puños pueden ser las primeras manifestaciones del estrés.
El estrés o síndrome general de adaptación fue introducido por el médico vienés Hans Seyle en el año 1950 cuando publicó su famosa investigación titulada Estrés: Un estudio sobre la ansiedad.
La palabra estrés proviene del inglés “stress” traducida como “tensión” y es una reacción fisiológica del organismo para enfrentar una situación que se percibe como amenazante. Es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, aunque en determinadas circunstancias, como es el caso del estrés o alerta sostenido, a mediano plazo desgasta las reservas del organismo y se pueden desencadenar graves problemas de salud. Mantenido a largo plazo puede aumentar el riesgo de presentar algunas enfermedades como la depresión, las enfermedades cardíacas y toda una variedad de afectaciones a la salud, sobre todo si no se aprenden técnicas para manejarlo.
Los factores estresantes o estresores son las situaciones desencadenantes del estrés y puede ser cualquier estímulo externo o interno que de manera directa o indirecta propicie la desestabilización del equilibrio orgánico.
Se encuentran los de signo negativo como son las percepciones de amenaza, tensiones en el trabajo, un frenazo repentino, las enfermedades, las adicciones, las barreras a nuestros intereses, la presión grupal, las dificultades familiares y conyugales, los problemas financieros, la frustración o cualquier otra apreciación desfavorable.
A veces son reacciones ante un cambio bueno como son las promociones en el trabajo, un viaje, una nueva casa o tener un bebé, por solo mencionar algunos.
También puede haber estrés por condiciones para nada amenazantes ni que tengan relación directa con la persona, como puede ser el desenlace de un importante partido de pelota.
No es el factor estresante sino la forma de reaccionar ante éste lo que importa. Por ejemplo, una persona puede sentirse estresada al cambiar de trabajo o de domicilio, mientras que otra puede no sentirlo.
La ira o rabia adopta muchas expresiones. Y así por ejemplo, las actitudes de mala educación frecuentemente son ejemplos de ira.
Esta negativa emoción también puede expresarse como resentimiento, furia o irritabilidad. Y puede tener lamentables consecuencias...