—Entre las afecciones más frecuentes del tiroides usted citó la tiroiditis de Hashimoto. Por ser quizás la menos conocida le pediría un comentario adicional.
—Es una enfermedad autoinmune en la cual las propias defensas del organismo, actuando sobre el tiroides, le originan una inflamación crónica y también fibrosis (tejido de cicatrización).
Con el decursar, aproximadamente un 90% de estos pacientes sufren de hipotiroidismo. Diría que la tiroiditis de Hashimoto es una las causas más frecuentes de hipotiroidismo en nuestro medio.
—¿En la aparición de una neoplasia del tiroides hay factores de riesgo específicos?
—Sí, personas con antecedentes de haber recibido radiaciones en la cabeza o el cuello. También el sexo masculino, y las edades extremas de la vida.
—¿Qué primera señal indicaría que “algo no anda bien” en nuestras tiroides?
—Es sabido que no hay enfermedades sino enfermos. No obstante, algunos signos podrían indicarnos que “algo” no anda bien.
Por ejemplo, el aumento de tamaño de la porción anterior del cuello, difuso o localizado, dificultades para tragar, cambios en el tono de la voz, sensación extrema de cansancio, nerviosismo.
—En el hipertiroidismo: intranquilidad, palpitaciones, sudoración, pérdida de peso, irritabilidad, llanto fácil, insomnio, aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia); en el hipotiroidismo: cansancio, somnolencia, aumento de peso, resequedad de la piel, disminución de la frecuencia cardiaca.
—¿Cómo se llega al diagnóstico de certeza?
—Principalmente mediante la clínica, que incluye el interrogatorio al paciente y el examen físico, y en dependencia de nuestra impresión diagnóstica se indican entonces los exámenes de laboratorio que se requieran.
—El tratamiento es medicamentoso o quirúrgico?
—Estará en dependencia de la causa. Tanto en el hipotiroidismo como en el hipertiroidismo se utilizan medicamentos, aunque en situaciones especiales este último trastorno puede requerir cirugía. En la mayoría de los bocios y los nódulos benignos no hay tratamiento específico, solo observación. Ahora bien, siempre que se sospeche una enfermedad maligna el tratamiento es quirúrgico.
—En cualquiera de sus variantes, ¿tienen cura las alteraciones de la glándula tiroidea?
—También dependerá de la causa que las origine.