Violencia conyugal (Cont.)
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¿Ciertamente las mujeres embarazadas son mucho más vulnerables a este verdadero terrorismo hogareño?––La vulnerabilidad de algunas mujeres durante el embarazo hace que este pueda ser detonante a la aparición de violencia física, sexual e incluso psicológica, en especial en aquellas parejas en que las mujeres han tenido un papel de marcada subordinación y el hombre ha sido el centro de sus atenciones.
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¿Esta violencia física o psíquica se expresa con mayor o menor intensidad de acuerdo con la edad de la pareja?––La violencia en la pareja no respeta la edad, sino que varía según el ciclo vital de pareja, siempre y cuando esta se mantenga hasta bien entrada la adultez.
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¿Y en cuanto a su relación con el nivel social y cultural de la pareja?––Tampoco respeta el nivel social ni el cultural. Está presente en cualquier tipo de pareja donde uno de sus miembros o los dos hayan aprendido estilos violentos de relación en sus familias de origen.
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Una vez iniciada esta violencia, ¿es posible ponerle fin y restablecer unas relaciones de respeto mutuo, o resulta indetenible?––Se puede trabajar para restañar los daños que se producen si existe un compromiso de ambos y buscan atención especializada.
La mayoría de las parejas con experiencias violentas se disuelven pasado un tiempo con una alta laceración para ambos, más para la mujer, y los hijos e hijas, si ella es el sujeto de la violencia.
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¿Qué hacer?... ¿Mantenerse calladas por vergüenza, o solicitar ayuda?... ¿A dónde acudir?––La recomendación que hacemos siempre es romper el silencio.
En nuestro país existen instituciones para brindar ayuda y atención a las personas víctimas de situaciones de violencia conyugal e intrafamiliar.
Las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia de la FMC, los centros de salud mental en todos los municipios del país, las comisiones municipales de educación sexual, pueden ser la primera puerta a tocar para romper el círculo de la violencia.
––¿Alguna precisión que valore como indispensable?
––Subrayar que la violencia conyugal tiene un serio impacto en la vida de la pareja y la familia. Una comunicación abierta y efectiva puede ser una vía para una vida sin violencia.