La enfermedad cerebrovascular (ECV) en adultos, que constituye la tercera causa de muerte en nuestro país, fue tratada en esta columna el pasado año. Por el riesgo que representan estos accidentes también en la infancia, la comunidad científica viene poniendo el tema en primer plano de atención.
Al igual que sucede en personas mayores, en los niños y adolescentes la ECV es de origen isquémico (por obstrucción arterial o venosa), hemorrágico, o por la presencia de una malformación cerebrovascular que puede generar de igual forma sangramiento.
El doctor José Vargas Díaz, especialista en Pediatría y Profesor Titular, jefe del Servicio de Neurología Infantil del Instituto de Neurología y Neurocirugía del Ministerio de Salud Pública, indica que el número de estos eventos es significativamente menor a los que se registran en adultos, con una incidencia anual en menores de 15 años de 2.5 a 13 x 100 000 niños, lo que representa para nuestra población infantil (estimada en unos 2 millones 400 mil) al menos 65 nuevos casos cada año.
—¿Conoce la ciencia las causas de su presentación en la infancia?
—Son diversas y con frecuencia coinciden varias de ellas en un mismo paciente. Las más usuales suelen ser las enfermedades del corazón, tanto las cardiopatías congénitas como las adquiridas, seguidas por la anemia de células falciformes, conocida por nuestra población como sicklemia (sickle-cell anemia en inglés).
—¿Tienen algún componente genético?
—Existen causas genéticas y otras adquiridas. Dentro de estas últimas citaría las infecciones por diferentes microorganismos y, en especial, la varicela, capaz de producir obstrucción arterial.
—¿Y en cuanto a los factores de riesgo?
— Se han descrito más de un centenar de factores de riesgo de la enfermedad cerebrovascular en la infancia. Entre ellos los trastornos de la coagulación y errores congénitos del metabolismo.