Y sigue dañando
El éxtasis puede bloquear su propio metabolismo, o sea, su degradación en el cuerpo humano. Por lo tanto, su administración repetida puede elevar inesperadamente su concentración hasta niveles muy peligrosos de la droga en poco tiempo.
Esta droga puede afectar el cerebro al alterar la actividad de algunos neurotransmisores, mensajeros químicos que permiten a las células nerviosas en muchas regiones del cerebro comunicarse entre sí.
Casi el 60 % de las personas consumidoras de éxtasis informan tener síntomas del síndrome de abstinencia, incluyendo fatiga, pérdida de apetito, síntomas de depresión y problemas de concentración. Y, por supuesto, la necesidad casi siempre imperiosa de consumir nuevas dosis del veneno.
Como indeseables acompañantes también pueden añadirse: reducción en el interés y placer sexual, ansiedad, inquietud, irritabilidad, tristeza, impulsividad, agresividad o trastornos del sueño.
Es una triste realidad. Más del 40 % de los consumidores quedan enganchados a la droga y necesitan su consumo continuado a pesar de conocer el daño físico o psicológico en ellos producido.
Nuestro país, libre de drogas, no por eso evade conocer de estos peligrosos enemigos de la humanidad. Identificarlos es otra manera de combatirlos.
Efectos del éxtasis
Físicos:
Energía, alta sensibilidad y reducción de la ansiedad al contacto físico, mayor tolerancia a la fatiga, taquicardia, arritmia e hipertensión, pérdida del apetito, sequedad de boca, sudoración, deshidratación, hipertermia, sobrestimulación (aumento del estado de alerta, insomnio). En altas dosis produce náuseas, vómitos, temblores, hiperactividad motora, escalofríos y deshidratación severa; pueden experimentarse problemas cardiacos o una insuficiencia renal aguda, que podrían provocar la muerte.
Psicológicos:
Ansiedad, irritabilidad, sensación de euforia, estado de placer, sensación de empatía con los demás, locuacidad, omnipotencia. Dosis elevadas pueden producir ansiedad, pánico, confusión, insomnio, sicosis y fuertes alucinaciones visuales o auditivas.
Cuando estas sensaciones decaen, sobreviene agotamiento, fatiga, inquietud y depresión, estados que pueden durar varios días.
Dado el alto número de personas que se supone ha empleado éxtasis en las últimas décadas, esta droga puede provocar abuso y dependencia.
*Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente "Dr.
Salvador Allende"
Fuente: CUBAHORA