—¿Factores de riesgo con mayor implicación en estas modificaciones de la marcha?
— En primer lugar el sedentarismo, seguido del hábito de fumar, el alcoholismo y los malos hábitos higiénico-dietéticos.
—¿Estas disfunciones en el sistema motor se presentan por igual en el sexo masculino y femenino?
— En el sexo masculino priman las causas asociadas a procesos neurológicos y en el femenino las que se relacionan con trastornos osteoarticulares como la artrosis de la cadera y rodillas con mayor frecuencia, aunque en ambos sexos la incidencia es similar.
—¿Qué síntomas y signos nos pueden alertar de que se han iniciado estos trastornos?
— Cansancio fácil al caminar, fatigabilidad, tendencia a la lateralización en la marcha (irse hacia los lados), acortamiento del paso y de la distancia a caminar.
—¿A quién consultar?
— Al médico de la familia que lo remitirá con toda probabilidad al Equipo Multidisciplinario de Atención Geriátrica que existe en todos los municipios del país.
—¿Es posible establecer un diagnóstico de certeza?
—Sí. Con el buen uso del método clínico, o sea con un adecuado interrogatorio y examen físico se puede llegar a un diagnóstico adecuado.
—¿Y en cuanto a tratamientos?
— La modificación del estilo de vida y el adecuado control de las enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, resultan muy favorables.
—¿Existen procederes, estilos de vida que permitan si no evitarlos al menos “alejar” su aparición?
— Bajar de peso, ejercicios aerobios como la marcha, consumo de frutas y vegetales, escoger alimentos cocidos por encima de los fritos, el consumo moderado de la sal y de las grasas de origen animal, prefiriendo las de origen vegetal.
—¿Es sencillamente una utopía aspirar a mantener una aceptable movilidad en la vejez?
— No. El ser humano puede alcanzar edades avanzadas sin que necesariamente se produzcan síntomas que limiten su capacidad funcional, su autonomía y su validismo.
—¿Algo esencial por añadir?
— De la misma manera que no hay enfermedades sino enfermos, cada ser humano que envejece es único e irrepetible, y muchas de las dificultades que tenga que enfrentar estarán relacionadas con un estilo de vida inadecuado, hábitos tóxicos y sedentarismo, los cuales son todos modificables.