En las ciencias de la nutrición y la alimentación se denomina fibra dietética a aquellos compuestos de origen vegetal que no son digeridos por las enzimas digestivas de los mamíferos. Esta característica la ha incluido dentro de los componentes de los alimentos que se conocen con el nombre de “no-nutrientes”, puesto que no aportan al organismo ni energía alimentaria ni ningún tipo de macro o micronutrientes, atendiendo a que su importancia en la alimentación y la nutrición no radica en el aporte de nutrientes sino en sus acciones en el tracto gastrointestinal.
Al referirse a su actividad fundamental en nuestro organismo, el doctor Armando Rodríguez Suárez, profesor titular e investigador del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos, radicado en La Habana, dice que a la fibra dietética se le atribuye un gran número de funciones, y cita, entre otras, la absorción y retención de agua, formación de geles (viscosidad), aumento del volumen de las heces y el número de deposiciones.
—¿Qué consecuencias puede acarrear, a corto y a más largo plazo, la falta de ingesta de fibras dietéticas?
—Son varias. Por ejemplo, las enfermedades que ocurren como consecuencia de los estreñimientos crónicos: la diverticulosis, apendicitis, hemorroides, várices, hernia hiatal.
Asimismo las que se producen por el consumo de alimentos con alta densidad energética, denominadas también afecciones por hipernutrición: ateroesclerosis, obesidad, diabetes, dislipidemias (colesterol), entre otras.
—¿Podría abundar específicamente en su influencia sobre factores de riesgo del corazón?
—Un alto nivel de colesterol, junto con otros factores (presión arterial alta y obesidad), puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiacas y también cerebrovasculares.
Diversos estudios demuestran que el consumo de una alimentación rica en fibra está relacionado con un menor riesgo de dolencias coronarias.
Una de las razones es que la fibra soluble, especialmente de los cereales, semillas y frutas, ayuda a reducir la cantidad de lipoproteínas de baja densidad (LDL) o colesterol “malo”.
El principal mecanismo responsable de la reducción de los niveles de colesterol sanguíneo mediante fibra soluble es la disminución de la absorción del colesterol proveniente de la alimentación.