Los glóbulos contienen una sustancia de color rojo –de ahí su "apellido"— llamada hemoglobina, que tiene como función transportar la vital carga de oxígeno desde los pulmones a todos los tejidos del cuerpo.
La disminución de la cantidad de hemoglobina en sangre es lo que los especialistas llaman anemia, originada por numerosas causas. En visión sintetizadora podría decirse que la talasemia, una enfermedad hereditaria de la sangre, se caracteriza por una reducción en la producción de la hemoglobina, y como consecuencia de este trastorno se puede producir anemia.
Con estos antecedentes, y algunas inquietudes en cartera, me entrevisto con el profesor Alejandro González Otero, Jefe del Servicio de Clínica Pediátrica del Instituto de Hematología e Inmunología del Ministerio de Salud Pública, en Altahabana, investigador auxiliar, quien como especialista en Hematología prestó misión internacionalista en Jamaica en 1980.
—Varios. Desde el punto de vista clínico la más importante es la beta talasemia, dentro de las que existen dos tipos: la denominada talasemia menor o rasgo talasémico, que puede presentar una ligera disminución de la concentración "normal" de hemoglobina que no da lugar a ningún síntoma; y la talasemia mayor, que es una enfermedad grave y se manifiesta en los primeros meses de vida. Estos niños no pueden fabricar suficiente hemoglobina por lo que requieren con frecuencia transfusiones sanguíneas y, en ocasiones, deben ser tratados mediante un trasplante de médula ósea.
—Luego entiendo que los portadores de talasemia menor no son enfermos.
—Efectivamente, y, por tanto, no se les administra tratamiento alguno, salvo algún suplemento vitamínico.
—¿Y en cuanto a los signos y síntomas que produce la talasemia mayor?
—Te decía que produce en los recién nacidos una anemia grave con múltiples requerimientos de transfusiones, y se origina un aumento del tamaño del hígado, del bazo y deformaciones óseas, fundamentalmente.