La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa ocasionada por un parásito, el Toxoplasma gondii, que se transmite oralmente a través de las carnes crudas o mal cocidas que contengan los quistes; y los niños en general al ingerir los parásitos provenientes de cajas de arena, tierra o lugares donde hayan defecado los gatos. También por vía transplacentaria cuando las gestantes son portadoras de este agente contagioso.
Para el abordaje del tema he invitado a la doctora Míriam Cruz Acosta, Máster en Ciencias, responsable del Programa Nacional de Zoonosis del Ministerio de Salud Pública.
Los reservorios o huéspedes definitivos de la toxoplasmosis —dice mi entrevistada— son los gatos, los cuales se contagian al comer aves y otros mamíferos, en especial roedores.
El gato por su hábito de lamerse ingiere los parásitos y son los únicos animales que los albergan en el intestino y después los excretan con las heces durante 10 ó 20 días.
Los reservorios o huéspedes intermediarios del Toxoplasma gondii son las ovejas, cabras, roedores, cerdos, aves y otros.
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