Es precisa y abarcadora la neuróloga Ivonne Pedroso Ibáñez al definir, para un público mayoritariamente no especializado, qué se entiende en Medicina por Temblor esencial, calificado como “el trastorno del movimiento más frecuente en el adulto”.
Se caracteriza, dice la especialista, por la presencia de temblor postural generalmente en ambos lados del cuerpo, que afecta los miembros superiores, la cabeza, la mandíbula, la lengua, la voz y con menor frecuencia los miembros inferiores.
Este síntoma compromete funciones como la escritura, el lenguaje, sostener una taza sin botar su contenido y manipular objetos. Es lentamente progresivo disminuyendo su frecuencia y aumentando su amplitud con el paso de los años. Se le llama esencial pues no se asocia a otros síntomas neurológicos. Cuando aqueja a varios miembros de una familia se le llama Temblor esencial familiar; y si aparece en personas de edad avanzada, Temblor senil.
La doctora Pedroso, Máster en Neurociencias Clínicas, se desempeña en el área asistencial de la Clínica de Trastornos del Movimiento del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), en La Habana.
—¿Conoce la ciencia la causa que lo origina?
— Se desconoce aún. Actualmente se considera que existen factores genéticos que, combinados con los ambientales, producen cambios degenerativos u oscilatorios del sistema motor que dan lugar al síntoma.
—¿Tiene acaso rasgos particulares que lo caractericen y distingan de otros temblores?... Y estoy pensando específicamente en el Parkinson
—Estos pacientes solo presentan temblor, que se produce cuando la persona adopta una determinada postura en contra de la gravedad.
No se asocia a los síntomas típicos de la enfermedad de Parkinson como la rigidez, la lentitud y el temblor, que se origina predominantemente cuando el paciente está en reposo.
—¿El Temblor esencial se agudiza, digamos, con las tensiones emocionales o físicas, con el cansancio…?
—Se intensifica en situaciones de estrés, con la cafeína, algunos fármacos o en circunstancias que requieran habilidades (por ejemplo contar monedas o firmar); mejora al consumir alcohol en bajas dosis. El reposo de las zonas involucradas, la concentración mental, el sueño lo atenúa o suprime.
El estrés y la diabetes interactúan en ambas direcciones, según se ha sugerido en diversas investigaciones. Una persona estresada puede presentar una diabetes como consecuencia de un estado de ánimo alterado, mientras cualquier paciente diabético se estresa, como consecuencia de sufrir esa...