Fuertes sentimientos de tristeza o ansiedad son síntomas del estrés emocional.
Para disfrutar de buena salud emocional se debe mantener el control de los sentimientos, comportamientos y maneras de pensar propios.
Es necesario conocer cómo hacerle frente al estrés de todos los días, estar satisfecho con uno mismo y mantener con los demás relaciones sanas y equilibradas
No obstante, ante situaciones extraordinarias puede perturbarse la salud emocional y presentarse fuertes sentimientos de tristeza, estrés o ansiedad.
Causas comunes
Entre las causas más frecuentes se encuentran la pérdida del trabajo, las infidelidades conyugales, el fallecimiento de un ser querido, un divorcio inesperado, sufrir una seria lesión o enfermedad, conflictos legales, una herencia en disputa, una vivienda dañada o perdida, separaciones familiares, problemas económicos, etc.
El cuerpo responde de manera similar a sus estados de ánimo. Se conoce como la conexión entre la mente y el cuerpo. Ante un fuerte y desagradable estado de ánimo dado por estrés, ansiedad, angustia o enojo mantenidos, su cuerpo puede avisarle que algo no anda bien.
La presión arterial elevada o una úlcera estomacal probablemente se deriven de una situación muy estresante.
Otros avisos
Cuando hay un desequilibro de la salud emocional puede sentirse un cansancio excesivo, pérdida del apetito y del peso corporal, dificultad para tragar, dolor en el pecho, sequedad en la boca, así como malestares y dolores generalizados.
También es posible la aparición de insomnio, mareos, palpitaciones, diarreas o estreñimiento, falta de aire, dificultades sexuales, dolores de cabeza, tensión en el cuello, sudoraciones o elevaciones de la presión arterial.
En estas situaciones puede debilitarse el sistema inmunológico o defensivo del organismo y propiciar la aparición de diversas enfermedades como catarros, brotes alérgicos, o tal vez algunas peores.
Además, habitualmente la persona estresada o con alteraciones en su estado de ánimo no cuida de su salud como debiera.
Se abandonan
Quienes sufren estas perturbaciones, por cualquiera de múltiples razones, no sienten deseos de hacer ejercicios o de preparar comidas nutritivas. Pueden abusar del alcohol, el tabaco o las drogas, ingerir con facilidad comestibles malsanos hasta alcanzar un aumento del peso corporal.