Pensando en los niños
Fumar en el embarazo genera un alto riesgo porque cuando una mujer embarazada fuma está fumando por dos. La nicotina, el monóxido de carbono y otras sustancias químicas peligrosas contenidas en el humo entran al torrente sanguíneo y pasan directamente al cuerpo del bebé y le impiden obtener los nutrientes vitales y el oxígeno que necesita para su crecimiento.
Igual sucede durante la lactancia por contaminación de la leche materna. Pueden presentarse diversas complicaciones de diferente gravedad durante el embarazo incluida la muerte del feto.
Después del nacimiento estos niños pueden tener problemas de aprendizaje, de atención y de conducta en la etapa escolar así como mayor riesgo de infecciones pulmonares y en los oídos.
¿Estamos a tiempo?
Cuando por ley se prohíbe fumar en lugares públicos se demuestra una rápida reducción de los infartos cardíacos y mientras más tiempo se cumplan estas restricciones, mayor es su efecto beneficioso.
Nunca es tarde para abandonar el tabaco, aunque cuanto más temprano se deja de fumar menores serán las probabilidades de contraer cáncer y otras enfermedades debidas al tabaquismo.
A los 9 meses de abandonar el hábito disminuye la tos, la tupición nasal, el cansancio, la dificultad para respirar, la circulación mejora y aumenta la función pulmonar.
Después de 5 años el riesgo de un accidente cerebrovascular se reduce al de una persona que no fuma.
Después de 10 años el índice de mortalidad debido al cáncer del pulmón se reduce casi a la mitad y también el riego de contraer cáncer de la boca, la garganta, el esófago, la vejiga, el cuello uterino y el páncreas.
Pasados 15 años el riesgo de insuficiencia coronaria es ya el mismo que el de una persona que no fuma.
En fin, solo dos palabras para definir una buena salud: ¡PROHIBIDO FUMAR!
*Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente "Dr. Salvador Allende"