—La dermatitis puede presentarse en cualquier parte del cuerpo como una inflamación aguda o crónica, y aclaro que el término crónico en Dermatología no es sinónimo de gravedad: es solo la forma en que se designa el estado en que se encuentra la piel.
—¿Y sus signos y síntomas principales?—En la fase aguda se presenta con áreas de eritema (enrojecimiento), edema (inflamación) y vesículas (burbujas de agua), de las que con frecuencia se exuda un líquido claro y seroso (pegajoso). Aparecen costras (postillas) y descamación. En la fase crónica predominan la sequedad y un engrosamiento exagerado de la piel, así como fisuras o grietas. En todas las fases el prurito o picazón está presente.
—¿Es posible establecer en todos los casos un diagnóstico de certeza? ¿Qué vías se emplean para lograrlo?—Sí, a través de un interrogatorio detallado para conocer posibles causas desencadenantes, y también exámenes cutáneos.
—¿Es contagiosa? ¿Puede devenir crónica?—No es contagiosa. Puede llegar a convertirse en dermatitis crónica, si se mantienen las causas que la provocaron.
—El tratamiento es individualizado para cada paciente. En primer lugar, y muy importante, eliminar la causa que provocó la dermatitis y suprimir jabones, alcoholes y otros irritantes. Ahora, la clave en el tratamiento son los fomentos, cremas y lociones, y la administración de antihistamínicos.
—¿Esos brotes o inflamaciones pueden dejar secuelas visibles y permanentes en la piel?—La piel cura sin dejar cicatriz. Las secuelas que pueden dejar los brotes sucesivos son máculas (manchas) claras u oscuras, que progresivamente van desapareciendo, siempre y cuando la persona no se exponga nuevamente al factor que le originó la dermatitis.
—¿Cómo impedir infecciones sobreañadidas?—Tratando de evitar el círculo vicioso de prurito-rascado-prurito, y una higiene adecuada.
—¿Hay procederes de prevención para personas susceptibles a este padecimiento?—Sí, deben evitar ponerse en contacto con la sustancia, producto o alimento, que pueda provocarles la dermatitis.