-La gran mayoría de los pacientes infartados son de bajo riesgo, por tanto las relaciones sexuales con la pareja habitual pueden iniciarse tras la segunda semana del episodio agudo, siempre y cuando el paciente tenga una aptitud física adecuada.
Los casos de mayor riesgo deben ser previamente estabilizados con la terapéutica apropiada indicada por el médico de asistencia.
-¿Sugeriría algunas condiciones, o pasos especiales, para el reinicio de la actividad sexual después del infarto?-En primer lugar solicitar la orientación médica, preferiblemente antes del alta hospitalaria o en la primera consulta, además de cumplir estrictamente con el tratamiento establecido, que comprende la rehabilitación con ejercicios físicos y apoyo psicológico.
Es sabido que el ejercicio físico sistemático mejora la capacidad física y sexual. Otras condiciones a considerar incluyen una pareja estable y deseable, un ambiente habitual, procurando evitar temperaturas extremas de frío o calor, y comidas copiosas o bebidas alcohólicas abundantes en las tres horas previas.
-Se logra mediante una buena relación del paciente, su cónyuge y el médico o el equipo de salud y en la confianza de que el riesgo del coito después del infarto es muy bajo, te diría incluso que similar al de aquellas personas sin una enfermedad cardíaca.
-¿Y en cuanto a las personas a las que se practica un by-pass o tiene un marcapasos?-Los pacientes con enfermedad coronaria crónica que reciben revascularización por métodos quirúrgicos o por catéter y que están libres de síntomas, se encuentran en mejores condiciones que antes de ser sometidos a estas intervenciones y no tendrán mayor riesgo de complicaciones o eventos cardíacos durante la actividad sexual. Igual sucede en pacientes con marcapasos.
-¿Le quedaría, profesor Rivas, en el necesariamente reducido espacio de esta columna, algún criterio que no quisiera dejar de señalar?-Sólo añadir que en ocasiones los problemas sexuales son atribuidos, a veces erróneamente, a la administración de algunos medicamentos, que no deben ser suprimidos sin supervisión médica para evitar un posible agravamiento de la enfermedad. Lo indicado es corregir las causas reversibles de este trastorno y tratarlo adecuadamente.
El estrés y la diabetes interactúan en ambas direcciones, según se ha sugerido en diversas investigaciones. Una persona estresada puede presentar una diabetes como consecuencia de un estado de ánimo alterado, mientras cualquier paciente diabético se estresa, como consecuencia de sufrir esa...