—¿A qué edades cómo promedio se manifiesta?

—Suele aparecer a una edad más tardía que en la mujer, a partir de los 70 años.

—¿Tiene “predilección” en particular por alguna etnia?

— Los porcentajes de incidencia y mortalidad para esta afección son cinco veces más elevados en el norte de América y en Europa (donde predomina la raza blanca), que en muchos países de Asia y África.

—¿Qué primeros signos y síntomas podrían alertar de la presencia de una tumoración en el seno y a qué médico acudir?

—El abultamiento por debajo de la piel de la mama, excoriaciones en el complejo areola-pezón, úlceras, secreción por el pezón y raramente dolor. Ante la aparición de estas manifestaciones, es preciso acudir al médico para que oriente la conducta a seguir.

—¿El diagnóstico se sustenta en la clínica, o se requieren procederes diagnósticos para establecer la benignidad o malignidad del tumor?

—Principalmente en la historia clínica, es decir, un buen interrogatorio y examen físico del paciente, que nos permita conocer los síntomas y signos enunciados con anterioridad.

 

Esta visión médica la corroboramos con el auxilio de una Mamografía y el estudio citológico (células) de la zona afectada.

—¿Cuál es el tratamiento de elección?

—La cirugía, complementada con terapia adyuvante: quimioterapia, radioterapia, hormonas.

—¿Y en cuánto a la evolución y pronóstico?

—Estarán en dependencia de un diagnóstico temprano y oportuno de la enfermedad. Sabemos que cuanto antes se diagnostique un tumor, mayor será la posibilidad de supervivencia.

De ahí la importancia de estar informados sobre la existencia del cáncer de mama en los hombres, es decir, ganar en percepción de riesgo, a fin de consultar de inmediato al médico si se origina alguna modificación en las mamas.

—¿Requieren estos pacientes de algún apoyo emocional especializado o de la familia?

—Si, especialmente en el momento del diagnóstico, durante la elección del tipo de tratamiento y en la etapa de rehabilitación.