—¿Qué exámenes médicos se requieren para establecer o confirmar el diagnóstico?
—El diagnóstico es clínico, y se basa en un buen interrogatorio y un examen físico minucioso. Los estudios electrofisiológicos ayudan a determinar el sitio de la lesión (el nervio facial afectado) y la magnitud del daño.
—¿En qué consiste el tratamiento?
—Los que más comúnmente utilizamos son los antinflamatorios y el empleo de masajes faciales. También la autoterapia mediante ejercicios de mímica realizados frente al espejo. Debo subrayar que en la terapéutica aplicada a esta afección están contraindicados, en los estadios iniciales, las aplicaciones de estímulos eléctricos y el calor.
—¿Cuál es el pronóstico en la evolución de esta enfermedad?
—De acuerdo con la experiencia clínica, en alrededor de un 50% de los pacientes con parálisis facial de Bell en unas pocas semanas les desaparecen los signos y síntomas, y otro 40% prácticamente en dos o tres meses.
—¿Es un trastorno que tiende a repetirse?
—Este proceso puede repetirse en algunos pacientes, aunque ello es bastante infrecuente.
—¿Quisiera, doctor, mencionar al menos otro tipo de parálisis facial?
—Te podría citar la que afecta la musculatura facial inferior (la que mueve la comisura de la boca), que se observa luego de producirse una enfermedad cerebrovascular, más comúnmente llamada trombosis cerebral, embolia.
—¿Algún mito prevaleciente en el tema que nos ocupa?
—Mencionar una creencia muy arraigada en la población de que los cambios bruscos de temperatura pueden desencadenar una parálisis facial. Investigaciones recientes muestran que esos criterios carecen sencillamente de sustento científico.
—¿Y finalmente?
—Tener presente que cuando una persona presente una debilidad o parálisis en la cara, debe acudir rápidamente a su médico de familia, quien determinará la conducta a seguir.