Una persona, por ser diabética, no está impedida de viajar y puede hacerlo a donde lo desee, incluyendo otros países. Pero, si en su vida habitual necesita prestarle mucha atención a sus pies, antes y durante un viaje debe dedicarles cuidados especiales.
Esta enfermedad, sobre todo cuando no ha habido un adecuado control metabólico, con el tiempo puede dañar los nervios y vasos sanguíneos de miembros inferiores, que en determinados casos no recibirían suficiente cantidad de sangre y oxígeno. También pudiera perderse la sensibilidad en los pies y es posible que no se perciba la molestia de una cortadura, una ampolla o una lesión ulcerada, cuya curación sería más difícil.
Un viaje puede significar largos paseos por calles desconocidas, caminar por las arenas de una playa, participar en eventos científicos, políticos o de negocios, y muchas otras actividades que conlleven pasar bastante tiempo en posición bípeda. Esto puede incrementar el riesgo de problemas en los pies.
NO PUEDE FALTAR
En el equipaje se debe llevar dos o tres pares de zapatos cómodos, que calcen apropiadamente, para poder cambiarlos con frecuencia, como forma de prevenir las ampollas y puntos de presión dolorosos. Los zapatos de vestir o de tacón alto, solo utilizarlos cuando sea necesario.
Se debe incluir varios pares de calcetines acolchados, preferentemente de color blanco, para proteger los puntos de presión que pudieran causar problemas.
Deben estar hechos de fibras naturales, incluyendo el algodón y la lana, que mantienen la humedad alejada de la piel y protegen los pies contra las infecciones por hongos.
En climas fríos, usar zapatos, botas y calcetines que mantengan una cálida temperatura; tomarse un tiempo para calentar el cuerpo y evitar la permanencia prolongada en exteriores, a bajas temperaturas, a fin de evitar problemas en la circulación de los miembros inferiores.
Desde que el hombre aprendió a aprovecharse de la fermentación, produce bebidas alcohólicas y desde la época paleolítica, cuando vivió el Homo sapiens en Europa, parece que ya existía un alegre consumo de esta líquida compañía. En nuestra era cristiana el consumo del alcohol...