El término disartria deriva del griego dys, que significa defecto y arthron, articulación. Genéricamente se trata, por tanto, de una alteración en la articulación o pronunciación de los sonidos del idioma “por causas neurológicas”, precisa la doctora Norma Regal Cabrera, especialista de segundo grado en Logopedia y Foniatría y jefa del Servicio de esa especialidad en el Hospital Pediátrico Docente Juan Manuel Márquez, de esta capital.
—¿Se conocen las causas principales de este trastorno?—Se origina por daño o agresión a estructuras cerebrales que intervienen en el proceso normal del habla y la voz. Este daño puede ocurrir por diferentes causas (insuficiente oxigenación cerebral, traumas) antes, durante o después del parto, siempre en los 3 primeros años de existencia, o por enfermedades neurológicas de instalación progresiva en diferentes etapas de la vida (Parkinson, por ejemplo).
—De acuerdo con su experiencia clínica, ¿cuál es la más usual en nuestro medio? ¿Hace distinción entre los sexos?—Es muy frecuente encontrar esta dificultad como parte del cuadro de síntomas clínicos en niños con diagnóstico de Parálisis Cerebral Infantil, enfermedad que se incluye dentro de los trastornos del neurodesarrollo. No existe distinción en cuanto al sexo.
—Las manifestaciones de alerta pueden ser el retardo en el desarrollo del lenguaje: cuando el niño no habla; cuando existe retraso en el desarrollo psicomotor (demora en sostener la cabeza, sentarse o caminar); o hipotonía (niños muy flojitos); o dificultades en la alimentación (no succiona, se atora con facilidad), todas ellas muy relacionadas con los procesos de maduración del sistema nervioso.
—Luego habitualmente la disartria se expresa no solo como una mala pronunciación de las consonantes...—No, la mala pronunciación se hace evidente en estos casos por las dificultades en la coordinación de los movimientos de labios, lengua y velo del paladar, pero además se acompañan alteraciones en la voz, caracterizadas por un incremento de la resonancia nasal para todos los sonidos, dificultades en la entonación y también en la masticación y deglución, lo que explica la presencia de babeo. La intensidad de los síntomas varía en correspondencia al daño neurológico. En los casos más graves el habla se puede hacer totalmente incomprensible, o no producirse.
—¿A qué especialista acudir? ¿Cómo se establece el diagnóstico de certeza?—Estos pacientes deben ser evaluados por el especialista de Logopedia y Foniatría, y el diagnóstico se realiza mediante el examen clínico y la evidencia de antecedentes neurológicos.
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