Transitando por los meses de nuestro más crudo verano, período durante el cual suele producirse un alza de las enfermedades diarreicas agudas (EDA), no debemos pasar por alto que este aparente inofensivo trastorno puede comportar riesgos para la propia vida —sobre todo en niños pequeños y ancianos— como consecuencia de la más común y temida de sus complicaciones: la deshidratación.
De acuerdo con estadísticas internacionales, como resultado de afecciones diarreicas en menores de cinco años, cada minuto se producen unas 10 defunciones en países subdesarrollados y algunos desarrollados, por lo que a todas luces constituye uno de los problemas más serios a que deben enfrentarse los servicios de salud.
De la mano de la Máster en Ciencias Vivian Mena Miranda, especialista de segundo grado en Pediatría y Terapia Intensiva y Emergencia, quien es la responsable del Grupo de Trabajo para el Control y Manejo de las EDA del Ministerio de Salud Pública, pasaremos revista a las afecciones diarreicas para informar sobre los bien establecidos procederes que se emplean para evitar complicaciones y riesgos innecesarios para la vida.
Sin embargo, no debemos pasar por alto las de causa no infecciosa relacionada con la preparación, concentración y dilución de los alimentos.
––¿Y en cuanto a las vías de trasmisión?
––La más frecuente es la fecal-oral, es decir, alimentos o agua contaminados con heces.
––¿Podría señalar cómo se clasifican las enfermedades diarreicas?
––De acuerdo con su duración, y pueden ser agudas (las que se padecen menos de 14 días); persistentes, más de 14; y las crónicas, cuando se prolongan por más de 30 días.
En treinta años, o sea, desde 1980, la obesidad se ha duplicado en todo el mundo.
Según cifras de hace algo más de veinticuatro meses, a nivel mundial, entre las personas adultas de más de 20 años, mil 500 millones tenían sobrepeso. De estos, 200 millones de hombres y alrededor de 300...