Los padres que han visto a un hijo sufrir una convulsión febril, no dudan en calificar ese episodio de "angustioso", porque prevalece en ellos la sensación "de que nuestro hijo se muere". Afortunadamente esos sucesos no suelen durar sino minutos, al cabo de los cuales los pequeños se recuperan de manera paulatina.
En estos comentarios que formulo, el doctor Ramiro García García introduce una rectificación. En la actualidad, aclara, el término que empleamos para esta entidad es crisis febril. Y la define: Cuando un niño con aumento de la temperatura presenta un cuadro de pérdida brusca del conocimiento, acompañado o no de movimientos involuntarios y no tiene una infección del sistema nervioso, ni ha tenido con anterioridad un evento similar sin fiebre, se puede diagnosticar que tuvo una crisis febril.
El profesor García, quien es especialista en Neurología, se desempeña en el Servicio de Neuropediatría del Hospital Pediátrico Docente Juan Manuel Márquez de Marianao.
-¿Conoce la ciencia las causas que originan o desencadenan este evento? ¿Por qué unos niños lo padecen y otros no?
-En algunos niños se pueden asociar varios factores: una predisposición genéticamente determinada, un proceso generalmente infeccioso que origina un aumento de la temperatura, la edad (entre 3 meses y 5 años) y, en ocasiones, la ingestión de algunos medicamentos.
Que tenga el precedente de padre o madre con crisis febriles, la aparición del primer episodio cuando es menor de un año y cuando la duración de la crisis ha sido mayor de 20 minutos.
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