Cuando le solicité esta semana al profesor Orlando Díaz Mitjáns que esclareciera para un público no especializado a qué se denomina congestión pélvica en el ámbito de la Ginecología, dijo que, en primer lugar, debía hablarse de “algias pélvicas” y seguidamente las calificó como un dolor recurrente, sordo, vago, en bajo vientre, con irradiación a la región dorsal y miembros inferiores, sin que tuviera relación alguna con la menstruación, el embarazo o las relaciones sexuales. Esas manifestaciones se agravan al final del día fundamentalmente por mantenernos en posición de pie.
Reconocido nacional e internacionalmente en el campo de la Ginecobstetricia, el doctor Díaz Mitjáns es Profesor Consultante del Servicio de Ginecología del Hospital Docente Ramón González Coro de esta capital.
Mi entrevistado indicó también que la congestión pélvica es un disturbio de la circulación venosa del aparato genital, en el cual existe dilatación de esos vasos por dificultad en la salida de la sangre que le llega, y provoca hiperemia (léase abundancia extraordinaria de sangre en esa parte del cuerpo), edema (hinchazón por acumulación de líquido) y congestión.
Pueden existir otras causas como son los trastornos digestivos, sobre todo del colon, urológicos, musculoesqueléticos, psíquicos y otros.
—¿Es frecuente en nuestro medio?
— El 10% de las pacientes que acuden a las consultas de Ginecología lo hacen por las ya mencionadas algias pélvicas.
—¿Se hereda la propensión a padecer esta dolencia?
—Como te comenté, la congestión pélvica se debe fundamentalmente a una mala posición del útero. Por tanto, no es un problema hereditario.