El doctor Carlos Farach Iglesias, psiquiatra, dirige la Clínica del Estrés en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Calixto García, en Ciudad de La Habana.
El tema sobre la mesa es claustrofobia, que define como una perturbación nerviosa que los especialistas identifican como trastorno de ansiedad fóbico.
Guarda relación, explica, con una situación estresante (pequeños espacios o encierros), donde además de miedo aparecen conductas de evitación o de huida.
Fobia quiere decir miedo y claustro, encierro.
—¿Podría precisar qué lugares cerrados son los más temidos?
—Los ascensores, túneles, pequeñas habitaciones sin ventanas, sótanos, vehículos (guaguas, aviones, autos pequeños) y lugares con escasas posibilidades de salida.
—¿Se conocen las causas que la originan?
—No siempre. Desde mi experiencia las exposiciones a algún tipo de situación traumática (evento previo) es lo que puede desencadenarla. También influyen otros elementos como la personalidad.
—¿Es alto o bajo el número de personas que sufren claustrofobia?
—Como síntoma aislado me atrevería a afirmar que no es tan común, pero ocurre que muchas veces se asocia a otras manifestaciones de la ansiedad y a diversas dolencias nerviosas, lo que hace que aparezca más frecuentemente.
—¿A qué edades suele manifestarse y con qué primeras señales?
—Su aparición es más significativa en adultos jóvenes aunque puede presentarse en cualquier edad. Las primeras señales a las que habría que prestar atención, y podrían aparecer desde la niñez, son: dificultad para la adaptación escolar, conductas exageradas de miedo a animales domésticos, timidez al relacionarse con los demás, miedo a la oscuridad o a estar solo, entre otras.
Muchas enfermedades son causadas por microbios que entran al cuerpo por la boca, a través de la piel, mediante el aire, el agua y los alimentos contaminados.
Esto puede evitarse si la familia practica cotidianamente estas medidas higiénicas: hervir el agua de tomar, lavarse las manos...