No obstante los avances científicos y las sistemáticas campañas de promoción y prevención de salud, se produce un hecho al que a todas luces debe prestarse una especial atención: no son pocas las personas que se muestran incapaces de reconocer los síntomas que anteceden a un infarto cardíaco y acuden tardíamente a recibir atención.
Prueba al canto: el pasado año en nuestro país las muertes por infarto cardíaco extrahospitalarias ascendieron a un 67%, contra un 33% las intrahospitalarias.
Me encuentro ahora en el piso número 24 del Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, sede del Cardiocentro de esta prestigiosa institución. Junto a mí el doctor Juan Roca Sierra, especialista de segundo grado en Cirugía Cardiovascular, quien realizó recientemente un entrenamiento en cirugía de las coronarias en uno de los centros cardiológicos más importantes del mundo, el Edmundo Malán de la Clínica San Donato, en la ciudad italiana de Milán.
—Doctor, ¿podría usted referir ante qué primeras manifestaciones debemos solicitar atención médica de urgencia?
En primer lugar es el dolor en el pecho, de instalación brusca, quemante, profundo, que impide todo movimiento y hasta la respiración, y puede irradiarse al cuello o al brazo izquierdo, creando secundariamente un estado nervioso que incluye una sudoración profusa. El dolor puede ser en el centro del pecho, o algo lateralizado a la izquierda, o como algunos dicen popularmente, en la boca del estómago. En todos los casos deben haber existido signos o síntomas aislados en el paciente que bien por desconocimiento en su interpretación o por subestimación, propician la progresión de la enfermedad hasta llegar a hacer la crisis.
Los métodos alimentarios destinados a bajar de peso son clasificados en dos grandes y definidos grupos: un menú balanceado o fisiológico y las dietas fuera de balance o peligrosas.
La obesidad, recordemos, es producto de una selección errónea de los alimentos consumidos. Y es...