—¿Podría esclarecer a qué se denomina urgencia y emergencia hipertensiva?
—Ambas, la urgencia y la emergencia, están relacionadas con la elevación brusca de la presión arterial. La denominamos urgencia cuando no existe repercusión en órganos diana (cerebro, corazón, riñón y retina, fundamentalmente), y emergencia cuando uno o más de esos órganos son dañados por una crisis hipertensiva.
—¿En qué consiste el tratamiento y cuál es su objetivo principal?
—En las urgencias el tratamiento se sustenta generalmente, en la administración de fármacos hipotensores por vía oral para disminuir la presión arterial en alrededor de un 20% de la que presente el paciente; en las emergencias, con iguales fines, lo ingresamos en una unidad de cuidados especiales para establecer las terapéuticas indicadas por vía intravenosa. En uno y otro casos el objetivo primordial es disminuir la presión sin que se produzcan descensos rápidos, lo que podría dar origen al desencadenamiento de una isquemia (disminución del flujo sanguíneo).
—¿Por una toma tensional elevada podemos considerar que somos hipertensos?
—No. Deben ser realizadas tres tomas sucesivas con intervalos de tres a siete días y que el paciente tenga 140 con 90 o más.
—Doctor Cáceres: ¿algún mensaje para la población en general en cuanto a tan importante tema?
—Un gran porcentaje de los hipertensos se inscribe en la categoría de ligero y moderado, cuyo tratamiento inicial no requiere de medicamentos, sino de los denominados cambios de estilo de vida, que se dirigen fundamentalmente al consumo de hortalizas y vegetales, disminuir la ingestión de grasas saturadas y de sal, mantener un peso adecuado, incrementar la actividad física, eliminar o disminuir a niveles no dañinos la ingestión de alcohol y no fumar.