—¿El tratamiento es medicamentoso o quirúrgico?
—Estará en dependencia de la causa y evolución de la hemorragia. Porque, por ejemplo, si en el curso de una atonía uterina son utilizados los oxitócicos, medicamentos que producen la contracción del útero, y esta situación no es resuelta, será necesario apelar a la cirugía.
—¿Y si se ha producido un trauma durante el parto?
—Entonces se valorará la lesión originada, sea vaginal, del cuello o del cuerpo del útero, ya que todas llevan intervención quirúrgica, pero de acuerdo con su localización la acción a realizar será diferente.
—¿Si se trata de retención de restos de membrana o de la placenta?
—En estos casos se hará la extracción del tejido de forma manual o utilizando la cureta roma, un instrumento de uso ginecológico.
—Y si, además, ¿existe algún trastorno de la coagulación?
—Debe establecerse cuál es el factor de la coagulación que está alterado para proceder al tratamiento.
—¿Estas hemorragias se producen de forma similar tanto en los partos por cesárea como en los vaginales?
—No. En las cesáreas se pierde habitualmente el doble de la cantidad de sangre que se origina en el parto por vía vaginal, sin que ello implique necesariamente un riesgo mayor para la vida de las pacientes.
—¿Algún criterio esencial que desee trasmitir a las familias de las recién paridas?
—Es importante que la familia comprenda que la recién parida se encuentra en un estado especial no solo desde el punto de vista emocional, sino, además, de recuperación orgánica, por lo que necesita el máximo apoyo y comprensión de todos sus allegados.