¿Cuáles son las causas principales vinculadas con esta enfermedad?, pregunté a la doctora Ana Margarita Solares Asteasuainzarra, especialista en Ginecología y Obstetricia.
Dos causas fundamentales, dice con precisión. En primer lugar, haber tenido uno o varios partos por vía vaginal, y, segundo, que estos partos hayan sido lo que en lenguaje médico denominamos traumáticos, es decir, instrumentados. Habría que señalar una tercera causa, vinculada con la debilidad de las paredes musculares de la vagina que se produce como consecuencia del paso de los años.
Mi entrevistada es Jefa del Servicio Externo y de Patología de Cuello del Hospital Ginecobstétrico Clodomira Acosta, situado en la Calle 8, entre 17 y 19, Vedado, en Ciudad de La Habana. También es Profesora Instructora en su especialidad.
--¿Y en cuanto a los síntomas habituales de esta dolencia, doctora?
--Con frecuencia aparece un deseo imperioso de orinar, trastorno que se puede ir incrementando hasta convertirse en una molestia importante, dada por una micción involuntaria (escape de orina) al realizar un esfuerzo físico, estornudar, toser, o sencillamente reírse. También se manifiesta ardor o dolor durante y después de las relaciones sexuales que, en ocasiones, conduce al establecimiento de una disfunción sexual. Una vagina caída podría conducir igualmente al vaciado incompleto de la vejiga, lo que comportaría la aparición de infección urinaria.
--¿Es un padecimiento frecuente en nuestro medio?... ¿A qué edades suele manifestarse?
--Es bastante común. Te diría que toda mujer que ha parido puede tener un cistocele, aunque muchas veces no le produzca síntomas. En general esta dolencia aparece en edades jóvenes, a partir de la tercera década de la vida, siempre que se haya producido un parto por vía vaginal.
--¿La menopausia desempeña algún papel fundamental en el desencadenamiento de esta afección?
--No. Ahora, durante la menopausia, entendida como cese del período menstrual por un tiempo continuo mayor de un año, puede manifestarse la debilidad de las paredes musculares de la vagina, atendiendo a los cambios fisiológicos y hormonales que se producen en la mujer.
La sal común o sal de mesa se compone de sodio y de cloro, siendo llamado este compuesto cloruro de sodio.
El organismo humano necesita determinadas cantidades de sodio para su correcto funcionamiento pues ayuda a la fisiología de los músculos y los nervios así como a mantener en...