El tema, abordado en esta columna, lo retomamos a sugerencia del profesor Manuel Veranes Arias, presidente de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología e investigador titular, atendiendo al interés de aportar nuevas aristas en torno a este padecimiento de tanta importancia para la salud reproductiva de la mujer.
—Profesor: tres preguntas inicialmente: ¿A qué nos referimos concretamente cuando hablamos de enfermedad pélvica inflamatoria? ¿Qué órganos de la mujer pueden estar comprometidos en esta enfermedad? ¿Se denomina con otros nombres?
—Empiezo por la última: el término enfermedad pelviana inflamatoria ha venido a remplazar en los últimos años la denominación de salpingitis o salpingoovaritis, intentando abarcar un número mayor de estructuras afectadas por los mismos agentes infecciosos. La podemos definir como un síndrome (conjunto de signos y síntomas) caracterizado por la infección del tracto genital superior. Ahora bien, los órganos que pueden estar comprometidos en esta enfermedad incluyen el útero y también las trompas, los ovarios y sus estructuras adyacentes que comprenden el tejido celular pelviano y el peritoneo.
—¿Y en cuanto al empleo de los dispositivos intrauterinos, los DIU?
—La presencia de un dispositivo intrauterino incrementa el riesgo de una enfermedad pélvica inflamatoria, en relación a las mujeres que no usan este método anticonceptivo. El riesgo de enfermedad inflamatoria pélvica es mayor inmediatamente después de su inserción.
Estudios actuales sugieren que el incremento de la enfermedad pélvica inflamatoria en usuarias de DIU se eleva en las mujeres en riesgo de adquirir enfermedades de trasmisión sexual.
—¿Una vez que hace su aparición se convierte necesariamente en crónica?
—Un simple ataque de enfermedad pélvica inflamatoria puede dejar residuos de enfermedad crónica con posibilidad de reinfección y exacerbación, pero no toda infección aguda conduce a lesiones crónicas.
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