En general, esta es una práctica usual en muchos países –"en Suecia, donde recibí cursos de entrenamiento es lo habitual"—, aunque siempre hay excepciones, porque muchos médicos confiesan que el no estar ataviados con sus batas les produce literalmente una sensación de desnudez.
De acuerdo con un reciente informe de la oficina para las Américas de la Organización Mundial de la Salud, la OPS, en Latinoamérica y el Caribe sufren de baja visión aproximadamente seis millones de personas.
Con lenguaje simplificador, podríamos definir baja visión como "la visión insuficiente para poder ver las cosas que uno desea o debe hacer, no obstante el empleo de lentes comunes".
La doctora Ríos, Profesora Adjunta, es oftalmóloga del Hospital Pando Ferrer, vicepresidenta de la Asociación Cubana de Baja Visión, miembro del Centro de Referencia Latinoamericano de Enseñanza Especial (CELAEE) y de la Asociación Médica del Caribe (AMECA).
—Cada persona tiene su propia capacidad para realizar determinadas tareas, aunque su visión sea "mala". Pero aquellas personas que tengan menos de 0,3 de agudeza visual en su mejor ojo, y que no mejore con cristales convencionales, con tratamiento médico o quirúrgico, son consideradas con discapacidad visual. También si el campo visual es de menos de 20 grados.
—¿Baja visión es una enfermedad en sí misma, o secuela o consecuencia de un padecimiento?—Baja visión, hipovisión, visión parcial, o como se decía hace una década atrás, visión subnormal, no es una enfermedad. Los pacientes que por diferentes causas oculares o extraoculares quedan por debajo de una visión determinada, se conocen como discapacitados visuales o pacientes con baja visión.
—¿Personas aquejadas de qué enfermedades son las que por lo común pueden llegar a tener baja visión?—Son múltiples. Te citaré, entre otras, la diabetes, la hipertensión arterial y la presión ocular elevadas, infecciones de los ojos, tumores cerebrales u oculares y enfermedades de origen hereditario como la retinosis pigmentaria, o congénitas como el albinismo.
—Para el pronóstico de estos pacientes, ¿desempeña algún papel la edad de comienzo de la pérdida de la visión, o se vincula exclusivamente con la dolencia que nos aqueje?—El déficit visual está en relación con la enfermedad que los lleva a tener baja visión, independientemente de la edad, aunque con el decursar de la vida pudiera aumentar su afectación.
El estrés y la diabetes interactúan en ambas direcciones, según se ha sugerido en diversas investigaciones. Una persona estresada puede presentar una diabetes como consecuencia de un estado de ánimo alterado, mientras cualquier paciente diabético se estresa, como consecuencia de sufrir esa...