La aterosclerosis es una variedad de arteriosclerosis (endurecimiento más o menos generalizado de las arterias), y se trata del depósito de grasas y otras sustancias en el interior de las paredes de los vasos que llevan la sangre oxigenada con que se alimentan los tejidos de los órganos.
Este depósito disminuye el calibre de la arteria y, por lo tanto, reduce la cantidad de sangre que debe llegar al órgano (corazón, cerebro y otros), lo que afecta su funcionamiento normal y altera su estructura y, consiguientemente, provoca daño, lesiones.
Con esta precisa definición inicia nuestro diálogo el Doctor en Ciencias José Emilio Fernández-Britto Rodríguez, Director del Centro de Investigaciones y Referencias de Aterosclerosis de La Habana, y a quien pregunto ahora:
-¿Podría afirmarse, con rigor científico, que existen manifestaciones, o, al menos, señales de aterosclerosis en los primeros años de la vida?
-Sí, existen diferentes señales -afirma-, que pueden orientar a los médicos, familiares y maestros a iniciar las medidas necesarias para prevenir o retardar lo más posible las consecuencias de la aterosclerosis.
En la universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, recientemente se realizaron estudios comparativos en personas de 70 o más años de edad y fueron cotejados aquellos de peso normal en relación a quienes presentaban sobrepeso corporal (índice de masa corporal entre 25 y 29,9) y obesidad...