Cómo se va creando la adicción al alcohol(Cont.)
ALCOHOL Y NEUROTRANSMISORES
El alcohol estimula el cerebro para liberar excesivas cantidades de dopamina, provocando un placer intenso. El bebedor se siente engañosamente muy bien y feliz a través de un estímulo ilegítimo de la verdadera felicidad.
El alcohol también estimula la liberación excesiva de otros neurotransmisores, como la serotonina, GABA y las endorfinas.
El cerebro del bebedor se va adaptando a estos fuertes aumentos repentinos en sus neurotransmisores y comienza una regulación negativa de los receptores propios provocando una menor producción de dopamina por su propio cerebro.
Al faltar el alcohol se van diluyendo los sentimientos de felicidad y los instantes de elevado placer. Por otra parte, el centro de la memoria en el cerebro asocia el alcohol con un deleite intenso y surge una fuerte motivación para tratar de sentir otra vez el mismo nivel de recompensa o grato sentir.
En los adictos alcohólicos, con sus propios receptores ya insensibilizados al convertirse el alcohol en el estimulante principal de los neurotransmisores del placer, no se disfruta de las cosas normales antes buscadas y repetidas. El adicto se siente sin vida y muy deprimido al faltar el estímulo alcohólico y tiende a repetir cada vez más frecuentemente la ingestión etílica buscando una falsa y artificial felicidad.
Y por supuesto, con el tiempo se va a requiriendo más alcohol en la búsqueda de placer. Finalmente, el cerebro pierde su capacidad para producir neurotransmisores sin la ayuda de alcohol y aparece una fuerte adicción a las bebidas alcohólicas. Con el tiempo, otros circuitos los cerebros implicados en la memoria, el juicio, el autocontrol y el aprendizaje también se deterioran en demasía.
Por lo tanto, en relación a las bebidas alcohólicas, las mayores precauciones contra tan engañosa y destructiva compañía, nunca estarán de más.
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