Recetas de comidas sin sal
La sal, químicamente hablando, es el cloruro de sodio. Se adiciona muchos alimentos y en la industria para realzar el sabor.
Su ingestión en exceso se relaciona con la hipertensión arterial, enfermedad muy perjudicial para los seres humanos.
La sal en la alimentación
Eliminar la sal en los alimentos del diario consumo o disminuirla al máximo, previene muchas enfermedades y ayuda a mantener sano nuestro corazón.
En la habitual alimentación se consume alrededor de 3,4 gramos de sodio en todo lo ingerido. Es el doble de la cantidad indicada para conservar la salud.
Pero para aquellos de más de 50 años o afectados de hipertensión arterial, así como de alguna otra enfermedad cardiovascular, el sodio debe reducirse a un máximo de 1,5 gramos diarios o preferentemente menos.
Se puede reducir la sal
Hay muchas maneras de reducir la sal en nuestro menú. Debemos considerar los alimentos procesados industrialmente incorporados a los platos caseros. Constituyen aproximadamente las tres cuartas partes del sodio de la dieta.
Deben incluirse todos los enlatados, las sopas y las mezclas llegadas dentro de un sellado recipiente de metal.
Antes de comprarlos se deben leer las etiquetas y adquirir solamente aquellos con 140 miligramos de sodio por porción como máximo.
Los alimentos procesados por la industria
Debe enjuagar los productos enlatados. Con este proceder se elimina una parte del sodio en ellos contenido.
A todo trance se deben eliminar alimentos como el jamón, los embutidos o las carnes ahumadas y saladas.
Elimine o por lo menos disminuya los productos encurtidos como pepinillos o aceitunas. Cuidado con la salsa de tomate o de soya así como con el cátchup.
Cada vez que pueda, llénese con frutas y vegetales. Adobe sus comidas con vinagre, jugo natural de limón y demás cítricos.
Ajo y cebollas, siempre naturales, y añada pimientos según su gusto. Solo se trata de adaptarse a comer con menos sal o llegar a cocinar sin ella.
Las especias y las hierbas aromáticas
Constituyen los sustitutos ideales de la sal. Permiten crear una gran variedad de sabores. Pueden añadirse a cualquier tipo de comida incluidas las verduras. Si no tiene experiencia comience poco a poco y estudie libros de cocina ecológica.
Dos recetas de comidas sin sal
A continuación le ofrecemos dos exquisita recetas tomadas del libro Comer… pero sin sal
http://www.compraspacuba.com/prod_detalle.php?id_dpto=547&id_producto=4845&ddonde=1
Pollo rebozado al ajonjolí
Un pollo entero
Dos huevos
Dos tazas de harina, preferentemente de trigo integral
Una taza de ajonjolí tostado
Una taza de agua gaseada o cerveza
Aceite vegetal, preferentemente de oliva
Zumo de limón
Deshuesar el pollo, picar en tiras. Adobar con zumo de limón y una pizca de pimienta, dejar reposar por lo menos una hora.
En un recipiente plástico o de cristal, batir los huevos, agregar la harina y poco a poco añadir el agua gaseada o la cerveza y, por último, el ajonjolí. A esta pasta puede añadir una pizca de levadura.
Pasar el pollo por la pasta y freírlo en aceite caliente. Cuando esté dorado, sacar y dejar escurrir. Al servir, rociar unos granos de ajonjolí por encima. Presentar con una buena ensalada verde, o vegetales al vapor, y un puré de papa o arroz, preferentemente integral.
Sopa de garbanzos, calabaza y anís
Media libra de garbanzos
Cuatro clavos de olor
Dos cebollas
Tres estrellas de anís
Seis ramitas de perejil
Una rama de apio
Una hoja de laurel
Una libra de calabaza, sin piel ni semillas, picada en cuadritos
Una cucharada de especias secas o sazón completa
Media cucharadita de pimienta blanca en polvo
Medio litro de leche descremada
Tres cucharadas de aceite vegetal, preferentemente de oliva
Remojar los garbanzos durante 24 horas antes de hacer la sopa. Enjuagar con agua y luego poner en una cazuela con agua fría que los cubra, llevar a ebullición y dejar hervir 45 minutos o hasta que estén blandos. Colar y reservar. Pinchar un par de clavos de olor en cada cebolla.
Poner el anís estrellado en una bolsita de gasa o muselina junto con el perejil, el apio y la hoja de laurel. Hacer un ramillete.
En el caldo de los garbanzos, poner los dados de calabaza, la pimienta y las especias y agregar el ramillete de hierbas, verter la leche descremada. Llevar a ebullición y entonces bajar el fuego para que cueza lentamente durante media hora o hasta que la calabaza esté blanda.
Sacar el ramillete de hierbas. Comprobar que los clavos sigan pinchados en las cebollas. Mientras esté todavía caliente, majar la calabaza hasta que esté bien unida con el caldo. Agregar el aceite y revolver para que se mezcle. Es el momento de añadir la crema de garbanzos. Unir los caldos, y calentar antes de servir.
¡Y buen provecho!
Tomado de www.radiococo.icrt.cu
http://www.radiococo.icrt.cu/2015/02/23/recetas-de-comidas-sin-sal/
M.Sc. Dr. Alberto Quirantes Hernández
Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología
Hospital Docente Dr. Salvador Allende
La Habana, Cuba.
E. mail: alberto.quirantes@infomed.sld.cu