Antioxidantes
por: José A. de la Osa
Consultado: Doctor Jorge Blanco Anesto
Una reciente investigación publicada en la revista de la Asociación Médica Norteamericana (JAMA por sus siglas en inglés), proyecta una sombra de duda sobre la seguridad y efectividad de los suplementos de vitamina E y otros antioxidantes, aunque se aclara que los hallazgos se refieren sólo a las píldoras de vitaminas y no a las dietas que contienen alimentos ricos en antioxidantes.
Durante las últimas décadas, la vitamina E ha sido promovida como un arma poderosa para retardar el envejecimiento y proteger desde las arrugas hasta el cáncer y la demencia senil.
Según los criterios científicos en boga, las vitaminas, minerales y enzimas contentivas de antioxidantes tienden un manto protector en nuestro organismo para defendernos de los denominados radicales libres, responsables de la disminución de nuestro sistema de defensa y capaces de originar también deterioro celular, envejecimiento prematuro y otros trastornos.
Bien entendido que los radicales libres desempeñan un papel principal en los mecanismos del sistema inmunológico, al luchar contra bacterias y virus e intervienen, además, en los procesos de producción de energía.
Sin embargo, cuando se producen en exceso se convierten en un verdadero peligro al ocasionar una degradación progresiva de las paredes celulares. Es lo que se conoce como "estrés oxidativo".
¿Constituyen ciertamente los antioxidantes un nuevo "elixir de la juventud", o al menos un sólido escudo defensivo para nuestra salud y una más larga vida? ¿O acaso el estudio publicado en JAMA echa por tierra definitivamente esos criterios? Con estas interrogantes inicié el diálogo con el doctor Jorge Blanco Anesto, especialista en Medicina Interna, Máster en Nutrición en Salud Pública, Investigador Auxiliar y Profesor Asistente de la Universidad Médica de La Habana.
Los patrones de alimentación -dice- han cambiado a nivel mundial: mayor consumo de grasas saturadas, productos cárnicos y alimentos curados, o ricos en azúcar, menor consumo de frutas y vegetales frescos, unido a un estilo de vida sedentario, han originado una explosión de enfermedades que atentan contra la salud y la longevidad, por lo que los antioxidantes alcanzan una mayor relevancia en la práctica clínica por su efecto protector y promotor de salud. En síntesis, te diría que los resultados del estudio de JAMA constituyen "una arista más" a la hora de abordar esta problemática.