DISTRIBUCIÓN Y FUNCIONES DEL AGUA
Si es usted un adulto promedio normal, con un peso de 70 kilogramos (154 libras) aproximadamente, es bueno que conozca que dentro de su cuerpo se albergan nada menos que 42 litros de agua aproximadamente que representan el 60 por ciento de su peso.
A medida que aumenta la edad y el volumen adiposo, se incrementa en ambos casos la proporción de grasa, disminuyendo el porcentaje del agua corporal.
Recordemos que el cuerpo femenino proporcionalmente tiene más grasa que el masculino. El líquido corporal se distribuye en dos compartimientos.
Dentro de los 75 billones de células que poseemos en nuestros cuerpos se almacenan unos 28 litros de agua, el 40 por ciento del peso corporal total, y es llamado líquido intracelular; el resto, el líquido extracelular en su conjunto, se distribuye como sigue: en los espacios que quedan entre las células (se conoce como líquido intersticial y constituye las tres cuartas partes de este grupo), unos tres litros de plasma sanguíneo; y los líquidos que se encuentran en las articulaciones, en el pericardio y en el peritoneo (membranas que envuelven al corazón y que rodea los intestinos, respectivamente), el que se localiza dentro de los ojos, así como el líquido cefalorraquídeo que en conjunto suman de uno a dos litros de manera aproximada.
El agua es el nutriente más necesario para el organismo humano y el que se encuentra más ampliamente involucrado en diversas funciones corporales. Su presencia se hace sentir en todas las reacciones químicas del organismo, pues es el medio donde tienen lugar. También es el vehículo de transporte de los nutrientes que van a todas y cada una de las células y, al mismo tiempo, recoge los desechos orgánicos producidos por estas para su eliminación.
Además lubrica y proporciona soporte estructural a tejidos y articulaciones y juega un importantísimo papel en la regulación de la temperatura corporal mediante el sudor que ayuda a disipar la carga extra de calor, evitando así variaciones de temperatura que podrían ser fatales.
Para finalizar y tal vez pecando de reiterativo —aunque afirmo que la repetición es la madre de la instrucción—, y para responder de forma concluyente a la interrogante que aparece en el título de este trabajo, podemos asegurar que el agua no engorda y que en todo caso contribuye a la reducción del peso corporal, pues obliga al organismo a gastar calorías en su variado procesamiento sin aportar ninguna, colocando el balance calórico en números rojos. También afirmamos que en las personas normales no existe retención de agua gracias a un perfecto equilibrio entre la que se ingiere y la que se elimina.
Un consejo final: no aguante la sed y beba toda el agua que su cuerpo le pida.
Dr. Alberto Quirantes Hernández, Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente "Dr. Salvador Allende"
Fuente: Cubahora
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