Cuando se le pregunta a una persona cuáles fueron los alimentos ingeridos hace tres días, muy probablemente la colocamos en un aprieto, pues rascándose la cabeza dubitativamente, con casi absoluta seguridad no puede argumentar una respuesta. Sin embargo, si estos datos los llevara anotados en una especie de agenda, fácilmente nos leería cual fue el menú de esa jornada o de cualquiera otra.
En una reciente investigación se demostró la utilidad de llevar algo así como "un diario de alimentos" pues mantiene una especie de alerta sobre las personas deseosas de bajar de peso. En la más reciente edición de la revista American Journal of Preventive Medicine fueron publicados los resultados sobre pacientes obesos del Centro de Investigación en Salud, en Portland, Oregon. Fueron investigados casi mil 700 adultos, 79 por ciento obesos y 21 por ciento con sobrepeso corporal, todos sometidos a un programa de adelgazamiento. Al cabo de los seis meses se comprobó en aquellos poseedores de un registro escrito de los alimentos ingeridos, tuvieron una reducción de peso más significativa en relación con quienes no lo llevaban.
Nuestro programa de reducción del peso corporal sistemáticamente incluye como una herramienta accesoria, la entrega a cada paciente de lo que hemos denominado "Mi diario adelgazante", título intimista que induce a cada persona a considerar sus anotaciones como algo único, muy personal y privado.
No es nueva la útil recomendación popular de llevar improvisadas anotaciones escritas en relación a los alimentos que se ingieren durante un tratamiento adelgazante, pero se pierde en el tiempo de quien fue la primera idea. Sin embargo, sí resulta novedoso que se haya plasmado en un importante artículo científico los resultados de su aplicación.
Hace bastante tiempo nos percatamos de la importancia de llevar un diario nutrimental durante el tratamiento de la obesidad, pues resulta tan fundamental como controlar el peso de manera frecuente.
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