Autismo
por: José A. de la Osa
Consultado: Doctora Ana María Gómez García
¿Enfermedad o desorden del desarrollo del cerebro? ¿Qué es ciertamente el autismo mirado desde los albores del siglo XXI?... Con estas interrogantes inicio el diálogo con la doctora Ana María Gómez García, Profesora Auxiliar de la Universidad Médica de La Habana, especialista de segundo grado en Psiquiatría Infanto-Juvenil, reconocida en el ámbito científico por su saber en el tema que abordamos.
Es un desorden del desarrollo del cerebro, dice mi entrevistada, que compromete, en mayor o menor grado pero siempre de modo significativo, el funcionamiento global del niño que "se queda atrás", con relación a los de su edad, en la adquisición de habilidades para la comunicación y para establecer relaciones sociales. Ambas, incluso, pueden estar prácticamente ausentes. Su prevalencia varía mucho de un país a otro. En Cuba estamos realizando estudios al respecto y los resultados preliminares indican que la incidencia es muy baja.
—¿Qué causas o hipótesis se plantean en cuanto a la aparición de estas alteraciones?
—Su causa hasta el momento es desconocida. Se invocan influencias ambientales (toxinas, sustancias químicas), infecciones virales en etapa prenatal o posnatal temprana, intolerancia a ciertos alimentos (gluten, caseína) y factores genéticos. Se han reportado hasta 20 genes que pueden estar involucrados en el origen del trastorno y que aportan una predisposición.
—¿Qué síntomas principales presentan las personas con esta alteración? Al menos quisiera que precisara "algunas señales comunes" y, de ser posible, el rasgo más notable del autismo.
—Los rasgos más notables son la dificultad para establecer relaciones sociales y para la comunicación, tanto verbal como la que realizamos a través de los gestos, el tono de la voz o la mirada. Es "como si no captara" lo que otras personas sienten. Ejemplo: no reconocen por la expresión del rostro cuándo la persona está triste, "brava" o alegre. Estas dificultades también la traducen en la imposibilidad de reproducir gestos y posturas que otros hacen, como hacer "las torticas", tirar besos, decir adiós con la mano.
—¿Esos síntomas varían de una persona a otra?...
—Sí, varían. Podemos tener niños con manifestaciones muy severas y otros con mínimas. Estas pueden semejar alteraciones en su "modo de ser", siendo descritos como "extraños o raros" y presentar además dificultades en el aprendizaje. Las personas afectadas severamente se encuentran en posibilidad de autolesionarse, presentar movimientos repetitivos sin una finalidad específica y conducta agresiva.
—¿A qué edades como promedio se manifiestan los síntomas?
—Los primeros síntomas aparecen tempranamente, antes de los tres años de edad.