La fibra vegetal, también conocida como el cepillo limpiador del organismo, bien empapada en abundante agua barrerá con las impurezas depositadas en los intestinos, propiciando una suave defecación constituida por heces de mayor volumen y suave consistencia, alivio y salvación de quienes sufren de constipación crónica.

En muchos casos serán exonerados de molestas hemorroides. Para los de mayor edad, con paredes intestinales más debilitadas, pudiera prevenirles los divertículos, pequeñas bolsas del colon en forma de dedos de guante, favorecidos por una excesiva presión sobre la capa muscular de esta parte del intestino cuando se trata de expulsar heces fecales duras y de poco volumen. También disminuye la incidencia del cáncer del colon.

La masticación es más duradera cuando se trata de fibra vegetal, se estimula la salivación y una mayor demora en la ingestión de un bocado produce una más rápida sensación de saciedad propiciando que se ingiera menores volúmenes de comida.

La mandíbula inferior no es una catapulta que solo espera por un bocado de comida para impulsarlo a lo profundo de nuestro tracto digestivo. Cada porción de comida debe ser masticada veinticinco o treinta veces pues nuestras piezas dentarias no solo adornan una sonrisa.