Aunque el nombre de grasas trans no le sea familiar, es bueno conocerlas: son peligrosas y están agazapadas en alimentos conocidos, agradables al paladar. De indudable nocividad para la salud, su consumo aumenta el riesgo de cardiopatía coronaria y posiblemente también de muerte súbita de origen cardíaco y de diabetes mellitus.
La Organización Panamericana de la Salud, a través del presidente de la comisión "Las Américas libres de grasas trans", hizo un fuerte llamado a la opinión pública para eliminar el consumo de alimentos que las contengan, y añadió que "hace cien años no había grasas trans en la alimentación".
Cuando nos vamos a referir a algún tipo de grasa comestible, es referencia obligada una breve síntesis. Son la principal fuente de energía del cuerpo y ayudan, entre otras funciones, en la absorción de las vitaminas liposolubles A, D, E y K.
Son de origen tanto animal como vegetal e ingeridas con moderación y equilibrio, son importantes para un adecuado crecimiento y la conservación de una buena salud. Además, proporciona sabor a los alimentos y les confiere un mayor poder de saciedad.
La civilización ha traído a nuestras vidas cosas buenas y otras no tan buenas. Entre estas últimas se encuentran las grasas trans. Forman parte de muchísimos alimentos industriales de amplio consumo popular. Estas grasas no son naturales sino creadas por procesos industriales y son innecesarias para nuestro organismo. Los seres humanos no podemos sintetizar o crear grasas trans y la única forma de incorporarlas es a través de la alimentación.
¿DÓNDE, COMO Y POR QUÉ FUERON CREADAS LAS GRASAS TRANS?
Como margarina, fueron creadas en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial para suplir las crecientes necesidades de mantequillas y mantecas naturales y son aceites vegetales transformados en sólidos a través de procesos industriales.
Los lípidos que se mantienen sólidos a temperatura ambiente son denominados "grasas". Los que se mantiene líquidos, "aceites".
Las grasas trans se crean al introducir aceite vegetal en un reactor donde se le aplica de forma alternada hidrógeno gaseoso a elevada presión y temperatura, con el objetivo de cambiar su composición química al modificar sus propiedades de aceite líquido a manteca sólida.
Dicho de otra manera, las grasas trans son aceites vegetales industrialmente solidificados. El Codex Alimentarius de la Comisión Mixta FAO/OMS las define como "ácidos grasos insaturados que contienen uno o varios enlaces dobles aislados (no conjugados) en una configuración trans".
UN PELIGRO REAL
Las grasas trans aumentan los niveles de las llamadas lipoproteínas de baja densidad (LDL o colesterol "malo") en la sangre y disminuyen las de alta densidad (HDL o colesterol "bueno").
Consumir una cantidad diaria de cinco gramos de grasas trans ya se considera peligroso, porque junto a las grasas saturadas y al colesterol contenido en algunos alimentos, aumenta notablemente el riesgo de enfermedad coronaria, primera causa de muerte en nuestro país y en muchos otros.
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