Cuando comience a leer este artículo comprenderá como se gana, se pierde o se mantiene el peso corporal. Hoy estaremos hablando sobre las calorías, una palabra muy comentada pero poco comprendida.
El tipo o estilo de vida que se lleve en relación con las calorías contenidas en los alimentos, creará o no las condiciones que fomentarán la obesidad.
Si se ingiere mayor cantidad de calorías (energía) de la necesaria, esta se acumula en forma de grasa = aumento de peso.
Si se gastan más calorías que las ingeridas, se utilizan las calorías almacenadas como grasa = reducción de peso.
Si se consumen tantas calorías como las que se gastan, se mantiene el peso.
La obesidad se produce por exceso de calorías ingeridas, como resultado de las alteraciones en el equilibrio de sus entradas/salidas.
Si usted es de las personas que está aumentando de peso, la explicación es simple: con los alimentos que consume está ingiriendo más calorías que las que su cuerpo está gastando. Si quiere reducir de peso basta con que invierta la ecuación anterior.
Y, ¿qué son las calorías?
Son la unidad básica de energía contenida en los alimentos, o sea, es un concepto físico. Los alimentos, una vez asimilados por el cuerpo, son convertidos en calorías, provenga de una cuña de cake, de una pizza o de una ensalada de col, pepino y tomate. La diferencia calórica entre diferentes alimentos radica en las cantidades que contienen, porque mientras en una ración individual de ese dulce hay contenidas 504 calorías y en una pizza 655, en media taza de cualquiera de esos vegetales hay menos de 20.
Si quiere algo más exacto, la caloría es la cantidad de energía necesaria para elevar la temperatura de un gramo de agua destilada de 14,5º C a 15,5º C, a nivel del mar.
Cuando se habla de las contenidas en la alimentación, se está haciendo referencia a la cantidad de energía que esos alimentos pueden suministrar al cuerpo. La llamada alimentación balanceada es aquella que aporta una cantidad adecuada de calorías con un máximo de nutrientes.
Excepto el agua, todos los alimentos suministran diferentes cantidades; los llamados de "alta densidad calórica" aportan un mayor número —como son los alimentos dulces, grasientos o refinados— que los conocidos como de "baja densidad calórica", casi siempre más voluminosos, capaces de saciar, ricos en nutrientes y elementos beneficiosos, como son las frutas y los vegetales, por lo que resulta más importante el tipo de comida que seleccionamos que el volumen de lo que ingerimos.
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